Greivis Vásquez además de ser el 3er NBA venezolano, es graduado en Comunicación Social en la Universidad de Maryland, EEUU |
Hemos hecho un repaso del potencial
deportivo venezolano y la ausencia de estructuras se puede calificar, incluso,
de injusto. Y no sólo hablamos de estructuras físicas, aunque bastante podrían
ayudar.
Desde que llegamos al mundo estamos
compitiendo por integrar forzosamente una estructura social en competencia
activa. Para la suerte de muchos, una estructura familiar nos encamina a la
competencia de la mejor forma que cree debemos hacerlo. Esa crianza y
desarrollo de ideas va complementando el talento que viene adjudicado en cada
uno de nosotros al nacer. Pero si esa primera estructura que impulsa ese
talento en bruto es inestable, el resultado son todos los males que conocemos
en el mundo.
La actividad deportiva, profesional
o aficionada, no escapará de eso jamás. La estructura deportiva en el país,
mayoritariamente, salta escalafones importantes para emprender al atleta hacia
un camino integral del sano mundo deportivo.
Esas vigas deportivas no son otra
cosa que la educación. Moldear conductas socialmente aceptables y adecuadas a
la disciplina que se practique. Sin ser unos expertos en sociología, podemos
darnos cuenta que las personas se adaptan a su entorno, o al menos cambian su
conducta por ello. Eso debe ser provechoso, también, en lo deportivo.
Ya no sólo somos un país que se
basa en tres deportes (béisbol, fútbol, baloncesto) y lo decimos con base a los paisanos que están
luchando en el exterior por representar de la mejor manera a Venezuela en:
Fórmula 1, natación, boxeo, golf, tenis, y hasta windsurf, por nombrar unos
pocos.
Psicopedagogos con orientación
deportiva no son el primer ni el segundo contacto del atleta en formación.
Cuestión fatal. Claro está que, no pudiera haber presencia en todas las
escuelitas deportivas de estos especialistas por numerosas razones, pero sí
debe serlo desde el primer escalón de una selección. Éstas, bien sean
municipales, regionales o nacionales, colaborar en la orientación de la vida
compartida que tiene todo atleta merece tomar mayor importancia.
¿Por qué el mínimo escalón es que
sean en una selección?, bueno, porque pudiera ser la primera señal de la mezcla
destreza y gusto de un niñ@ hacia la disciplina. La preparación mental hacia la
competencia de corto plazo, no es suficiente. La orientación para poder tomar
una decisión, por ejemplo, entre una carrera universitaria y la natación
profesional, seguramente sería menos difícil si se trae cultura con conciencia.
Con la psicología deportiva se gana
mucho más que un atleta orientado, hay que adicionar al entorno que también
será educado desde el mismo protagonista. Además de un deportista, será un
ciudadano de alto rendimiento. Si tan sólo cada escuela pudiera contar con la
presencia de uno de estos expertos el anillo de formación se expandiría, no
sólo al futuro atleta, sino al futuro fanático que admirará el buen deporte.
Pasemos a la estructura tangible
deportiva. Las canchas, las pistas, los estadios con estructuras renovadas
afectarán en la conducta del que los usa. Mientras mejor esté la arcilla se
practicará un mejor tenis. Si un estadio brinda el mejor servicio, el fanático
se amoldará a la mejor conducta.
Es injusto donde un país que
exporta tanto talento, el mecanismo de inversión no se vaya a las bases de la
formación. Situaciones de agresiones con objetos hacia la cancha como las que
se ve reiterada y, tristemente, en el Parque Naciones Unidas, en Caracas,
denota que la formación está; pero en alguna columna de la estructura hay
inestabilidad.
Hay que estar atentos, pero no es
el mismo comportamiento de una persona en una camioneta “por puesto”, a que
dentro de un Metrobús. La estructura impacta, la cierta formalidad que conlleva
ese servicio educa; hasta en la manera de solicitar la parada.
Se debe apostar a la renovación de
las estructuras tangibles e intangibles de la formación deportiva. Los atletas
llevan una vida compartida, a veces llena de muy malas decisiones por falta de
pedagogía.
SH.
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